jueves, 2 de diciembre de 2010

God of war

God of War
God of War (literalmente, Dios de la guerra) es un videojuego de acción y aventuras desarrollado por SCEA y distribuido por Sony Computer Entertainment en 2005 para Playstation 2. El juego narra las aventuras de Kratos, un general espartano al servicio de los Dioses de la Mitología griega. El desarrollo del juego gira en torno a la idea de la hibris (desmesura) de Kratos al rebelarse contra los dioses y su propio destino y la némesis a la cual se ve sometido, estando así en consonancia con la literatura griega clásica. Sin embargo, en éste caso la hibris de Kratos no sólo no es castigada sino que le supone una victoria y destino mayor del que él mismo había concebido.

Argumento

Kratos, el espartano

Kratos, padre y guerrero, fue criado en Esparta, una ciudad de Grecia caracterizada por ser cuna de los mejores guerreros. Desde muy pequeño Kratos mostraba gran fuerza, resistencia y tenacidad, a diferencia de su hermano menor, el cual fue rechazado por los militares y mandado al exilio, donde murió. Kratos fue reclutado y separado de su madre. Con gran maestría, entrenamiento, disciplina y constancia, fue escalando rangos en la milicia espartana, hasta alcanzar el grado de general, junto a miles de guerreros que estaban bajo su mando.
Uno tras otro, los pueblos bárbaros caían ante las tácticas brutales y despiadadas, pero eficientes, de Kratos. Este llevó su ambición al máximo para seguir conquistando ejércitos. Su esposa era la única que le imponía el deseo de parar con estas guerras, con esta masacre.
Fue en el Norte donde se enfrentó con su destino, un gran ejército de bárbaros le hizo frente. Sus subordinados fueron cayendo uno por uno y Kratos quedó solo a merced del jefe bárbaro y sus guerreros.

[editar] Las espadas del caos

Kratos estaba a merced del jefe bárbaro, pero para el espartano, la victoria se debía conseguir a cualquier precio, aunque ese precio fuese su mismísima alma. Por eso, ante el inminente golpe de gracia del jefe bárbaro, le suplica a Ares, dios de la guerra, la victoria a cambio de su vida diciendo "Ares, destruye a mis enemigos y mi vida es tuya". Entonces, el dios desciende del Olimpo cerrando el trato que le había ofrecido Kratos y destruye a todos los enemigos de éste, quemándolos, explotándoles la cabeza o doblando sus cuerpo hasta quebrarse. Como cierre, entrega a Kratos las Espadas del Caos, espadas forjadas en los fuegos del Hades, que quedaron fundidas mediante unas cadenas a sus brazos. Kratos cortó con estas espadas la cabeza del jefe bárbaro. Desde ese momento, ya con la victoria consumada frente a los bárbaros, Kratos se convirtió en el fiel guerrero de su amo, esparciendo con sus ejercitos repletos de feroces soldados el mensaje de guerra y dominio de su dios, Ares.

[editar] El precio de la victoria

Aldeas, pueblos y ciudades sucumbían ante la presencia de Kratos y su ejército, uniéndosele cada vez más soldados. Sin embargo, un día, Ares le ordena conquistar una común y casi inofensiva aldea, una tarea muy fácil aparentemente. Y así fue, la aldea empezó a ser quemada y sus habitantes fueron cruelmente asesinados. Pero a Kratos le resultaba extrañamente peculiar el templo de la aldea. Ante la mirada atenta del guerrero espartano hacia tal templo, el oráculo de la aldea le menciona, o advierte, nunca atravezar las puertas del templo, nunca poner un pie dentro, ya que significaría su mismísima perdición. Kratos, impaciente y agresivo como siempre, hace a un costado al oráculo y derriba las puertas del templo. Nublado por el humo que había dentro, Kratos empieza a matar a todos sus habitantes sin prestar atención a quien aniquilaba. Y así es, que con un último movimiento de espadas, derriba a sus últimas dos victimas, aquellas dos víctimas que lo marcarían por el resto de su vida: rodeadas de un charco de sangre, yacían en el piso su esposa e hija.
Sus manos con la sangre de su familia, quedarían en su memoria por siempre. Su esposa, quien trataba de que Kratos parara con la masacre de las guerras, sucumbía ante la crueldad de su propio esposo. Esto era demasiado incluso para Kratos, quién no podía creer lo que había hecho. Es así como Ares, mientras su fiel guerrero sostenía entre sus brazos a su esposa muerta, le dice "Ahora con tu mujer y tu hija muerta, nada podrá detenerte, te volverás incluso más fuerte ¡Te volverás la muerte misma!". Kratos se retira del templo, que ya era azotado por las llamas que había iniciado el ejército, y a la salida del mismo, se hallaba quien más sino la oráculo, quien le dice que por sus terribles hechos deberá cargar con la maldición de llevar impregnada a la piel las cenizas de su esposa e hija. Y fue así, como de ahí en adelante, todos reconocerían a Kratos por lo que había hecho, su piel totalmente blanca, inconfundible, lo convertiría en el "Fantasma de Esparta" ("The Ghost Of Sparta"), para así nunca poder olvidar su pasado siniestro.

[editar] El campeón de los dioses

Las pesadillas, las memorias y las visiones de lo que había pasado esa noche se quedarían pegadas en su memoria por siempre. Es así como desde ese momento, y tras 10 largos años, le sirve fielmente a los dioses del Olimpo como su campeón, haciendo tareas imposibles para un simple humano, como matar al Basilisco en la ciudad de Ática, vencer por si solo al general de Persia, salvar a Helios, dios del sol, de las manos de Atlas, el titán, y la diosa Perséfone y matar a la Hidra en el Mar Egeo por una orden de Poseidón. Todo ello por sólo un trato: el olvido de las pesadillas que le atormentan.
Después de tantos años de obediencia, y tras justamente haber acabado con la Hidra, Kratos se comunica con Atenea y le reclama que ya le había servido durante 10 largos años, había complacido a sus dioses por mucho tiempo, y las pesadillas todavía no se iban. Atenea le dice que antes tiene que realizar una tarea más, la última de todas: matar a Ares, ya que estaba destruyendo la ciudad de Atenas. Como los dioses no lo podían detener, debido a una orden de Zeus que prohibía a los dioses que lucharan entre ellos, sólo un mortal entrenado por un dios podría encargarse de la tarea de poder matarlo. Con el único propósito de encontrar la paz interna, se embarca en la aventura de matar a un dios, adentrándose en la ciudad de Atenas asediada por el dios, donde Kratos deberá buscar al oráculo de Atenas para que pueda ayudarlo.
Tras adentrarse en la ciudad asesiada por el ejército inconmensurable de Ares, vencer las dificultades y haber salvado al oráculo de Atenas de su muerte, la misma le dice que la única forma de que un mortal pudiese acabar con un dios, sería obteniendo la caja de Pandora. Esta caja le otorgaría poderes sobrenaturales, siendo el arma más poderosa a la que un mortal podía acceder. Por eso, se encontraba muy bien escondida de los mortales. La caja se encuentraba en un templo inmenso, anclado en la espalda del gran titán Cronos, quien mora en el Desierto de las Almas Perdidas. Al llegar a dicho desierto, Kratos tiene una revelación de una estatua de Atenea, que le indica que siga el canto de las sirenas ya que lo guiaran hacia la caja. Una vez atravesado el desierto, Kratos toca un cuerno inmenso que le permite que el gran titán se acerque a donde está su posición para poder escalar hacia el templo de Pandora.

[editar] La caja de Pandora

Una vez encima del titán, tarda tres días escalando y buscando algún costado por el que escalar. Cuando finalmente encuentra un lugar por el cual llegar a tierra firme, Kratos comienza su misión adentrándose al templo, pero antes de ingresar se encuentra con el primer humano que intento conquistar la caja, pero al no haberlo logrado, los dioses lo condenaron a una eternidad quemando los cadáveres en una hoguera de aquellos guerreros que al igual que él fallaron en la búsqueda. Por el camino va matando a muchos seres mágicos y míticos, como sirenas, minotauros, cíclopes y gorgonas; además de los múltiples rompecabezas que tiene que resolver con el fin de encontrar y usar la caja de Pandora. En esta travesía se entremezclan la historia principal, de la cual es Kratos tratando de hallar la caja de Pandora, con historias secundarias. También, en el camino Kratos se va encontrando con los cadáveres de aquellas personas que buscando el poder máximo padecieron. A su vez, a lo largo de esta travesía en el templo de Pandora, el juego se adentra también en la historia del arquitecto que construyó esta enorme masa: Phatos Verdes III.
Éste arquitecto fue un fiel seguidor de los dioses que acepto la tarea de construir un templo lleno de trampas para poder albergar a la caja. Sin embargo, éste arquitecto, casado y con dos hijos, mientras construía éste templo, le fallecen sus dos hijos. Éste hecho lo volvió loco, y empezó a alejarse cada vez más de su lealtad a los dioses, considerándolos hasta crueles con él. Sin embargo, estas dos muertes no detienen al arquitecto a seguir construyendo su obra maestra, hasta utilizando las cabezas de sus hijos para acceder a ciertos lugares del templo, es por eso que mientras más se va avanzando en el templo, más loco él se fue volviendo y las trampas se van haciendo cada vez más difíciles. Debido a la utilización de los cadáveres de sus hijos como herramientas o llaves para ir avanzando en el templo, la esposa inicia una fuerte conversación con él, que termino con la muerte de ella, clavada por un cuchillo, y el posterior suicidio de Phatos Verdes III.
Cuando al fin Kratos consigue la caja de Pandora y la tiene en su poder, Ares, estando en la ciudad de Atenas viendo el gran logro de Kratos, le lanza una columna de piedra atravesándolo y matándolo. En su lecho de muerte, las pesadillas y sus visiones terribles acerca del pasado que lo envuelve lo siguen acosando, con los recuerdos que él tenía sobre el cruel asesinato de su familia y de su culpabilidad en ello. Kratos muere, y desciende al Inframundo. Cuando halla la salida, se encuentra saliendo de una tumba en Atenas, que días antes un misterioso ermitaño que había charlado con Kratos, había estado cavando. Éste anciano desaparece, dejando a Kratos con dudas de su identidad. Es entonces cuando Kratos se dispone a entrar nuevamente al ahora destruido Templo del Oráculo, sabiendo que su batalla final se encontraba allí.

 Kratos contra Ares

Kratos entra al templo y se dirige a la parte trasera de éste, que está al aire libre, donde anteriormente se encontraba una estatua enorme con una espada gigante haciendo de puente. Es allí donde se encuentra con el dios de la guerra, quien se encontraba hablándole al cielo, criticando a su padre Zeus, y reprochándole que si estaba viendo lo que su hijo podía hacer, lo poderoso que él era y ahora aún más, porque la caja de Pandora ahora le pertenecía a él. Kratos le lanza un rayo a la cadena que sostenía la caja de Pandora que Ares tenía en la mano, y se dispone a abrirla. Después de mil años, la caja finalmente fue abierta, y los poderes de los dioses se desataron. Kratos aumento enormemente de tamaño, llegando a la altura de Ares.
Luego de una gran batalla épica, Ares envía a Kratos a otra dimensión, diciéndole que él adoptaba muchas formas de matar a un hombre, pero que la mejor forma de matar a alguien era quebrantándole su espíritu, es por eso que Kratos cae en una plataforma en donde sólo había un templo, el templo en el que años anteriores había matado a su familia. Kratos no entiende mucho, abre la puerta del templo y ve que dentro del se encuentra su familia, siendo esto una ilusión, pero es allí donde ve que de las paredes empiezan a emerger clones de él. Se formaba así una paradoja en la cual Kratos tenía que matar a estos clones suyos, ya que estos querían matar a su familia, entonces, tenía que evitar lo que años anteriores el mismo había hecho. Luego de una pelea difícil, donde los clones de Kratos crecen mucho numéricamente, Ares despoja a Kratos de sus espadas, arrancándoselas de sus brazos, y con ellas mata a su familia nuevamente. Ares hace volver a Kratos a Atenas, donde antes habían estado peleando, y ahora Kratos despojado de sus espadas y de toda esperanza sólo espera el golpe final de su enemigo. Pero es allí donde ve la estatua con la espada dorada gigante que simulaba un puente, así que esquiva el golpe de su enemigo y arranca la espada de la estatua, plantándose así en una segunda pelea con el dios, dispuesto a aniquilarlo por lo que le hizo. Tras otra pelea con Ares, Kratos logra vencerlo, y Ares, derrumbado sobre el agua, le recuerda que fue él quien lo salvo de su muerte y que él lo único que quería conseguir era el guerrero ideal, que no tuviera piedad, a lo que Kratos le contesta que lo ha conseguido, y lo atraviesa con la espada, matándolo sin piedad. Kratos había logrado lo imposible: un mortal asesina a un dios. Ahora, Ares ya no existía más.

[editar] El nuevo dios de la guerra

Kratos, al haber cumplido el mandato de Atenea, siente que será redimido de sus sentimientos de culpa, pero cuando habla con ella, esta le dice que los dioses han llorado a su hermano caído y que le agradecen por realizar su tarea, pero que no sería despojado de sus pesadillas que le atormentaban cuando mato a su familia ya que ningún hombre y ningún dios olvidaría los terribles hechos que él había cometido.
Al ver que su principal objetivo no se había alcanzado y que viviría con el remordimiento de no recuperar a su familia por el resto de sus días, Kratos no soporta la idea y decide lanzarse desde la cima de una montaña en cuyo precipicio le esperan unos riscos que seguramente acabarán con su vida, diciendo: "Los dioses del Olimpo me han abandonado, ahora ya no hay ninguna esperanza", pero al lanzarse y caer en el agua, es levitado por la diosa Atenea hasta la cima donde se lanzó, donde se encontraba una estatua de ella y una compuerta dorada misteriosa, diciéndole que aún no era su momento de morir, y que los dioses no podrían olvidar las hazañas que logró sin ayuda alguna de un dios, y, como Ares había muerto, quedo una vacante entre los dioses que debía ser ocupada por él, ya que no existía un dios de la guerra, es allí, donde Atenea abre la compuerta dorada y revela su interior: la entrada lo llevaba al Monte Olimpo. La diosa le entrega las Espadas de Atenea, que se asemejan mucho a las Espadas del Caos, sólo que estas son doradas, en vez de las otras que estaban forjadas de hierro estas nuevas son de oro. Kratos se dispone a entrar al Monte Olimpo, entrando a un salón donde al fondo lo espera el majestuoso trono donde por fin se sienta y descansa sabiendo que, no sólo había logrado lo imposible, ahora era el nuevo Dios de la Guerra.

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